VOSE. Hay que estar agradecidos con Japón. Vivimos en una era donde Hollywood se dedica casi exclusivamente a remakes de los éxitos de antaño (que ni le llegan a la sombra a las originales) o copias mediocres del cine oriental, dejando un vacío que las mentes perversas pero creativas de la tierra del sol naciente han sabido llenar. Pero difícilmente haya alguien en el mundo occidental que tenga los pantalones de copiar una película como Tokyo Gore Police – una fusión diabólicamente divertida entre Robocop y el body horror Cronenbergiano. Al igual que Robocop, nos encontramos en un Tokyo futurístico donde un recién-privatizado cuerpo policial tiene que luchar contra “los ingenieros”, un grupo de mutantes cuyas heridas se convierten en apéndices bio-mecánicos haciéndolos casi indestructibles.
No obstante, una ciudadana llamada Ruka hace de las suyas con los ingenieros, gracias a habilidades de artes marciales dignas de El Tigre y el Dragón. Pero sus motivos son personales: busca encontrar al asesino de su padre, uno de los últimos jefes policíacos antes de que la policía se privatizara. Su búsqueda la lleva a encontrar al “Key man”, el progenitor de los ingenieros, cuyo pasado también está ligado con el de Ruka. En el transcurso, esperen casi dos horas de efectos especiales brillantemente grotescos, escenas de acción impecables (una de las peleas finales contra un mutante con navajas por brazos y piernas tiene que ser vista para ser creida) y unos toques de humor tal como los anuncios distópicos estilo Robocop o también la extraña comentarista que hace que los reportes policíacos parezcan un show de MTV. Agreguen cualquier cantidad de toques bizarros, perturbantes e hilarantes y el resultado es una joya del cine gore japonés que no dejará a nadie decepcionado (
twigsnaps.com).
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Tokio Gore Polish
Durante la dinastía Ching, el deshonesto Wang Kao-feng oprime a sus trabajadores con secuaces manchurios. Los trabajadores intentan asustar a los matones con un amigo que se hace pasar por experto en kung fu. Pero cuando son descubiertos, Chou Jen-Chieh decide ir a Shaolin para aprender el verdadero Kun fu de Shaolin. Entrar en Shaolin es difícil, pero gracias a su perseverancia, el abad se apiada de él y le deja quedarse en el templo trabajando en los andamios. De esta forma Chou puede seguir los enfrentamientos de la cámara 36 y aprender sus secretos (culturalia.net).
